Madrugada

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Ayer que estaba plácidamente en mi cama, teniendo el sueño recurrente de siempre (producto de un trágico viaje a través de los Andes en el que me vi obligado a comer carne humana) fui despertado súbitamente por, lo que en ese momento me parecieron, perturbadores gritos de una niña desgañitándose la garganta. Todavía somnoliento, me puse mi bata de encaje unos varoníles pantalones cortos y salí al patio a ver de qué se trataba.

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Los escalofriantes ruidos provenían de la casa del vecino, pero no había ninguna luz encendida ni señales de actividad en el edificio, cosa que me pareció sumamente rara debido a la intensidad de los sonidos que, en esos momentos, podía escuchar casi a mi lado. Un poco más espabilado y con una ligera sospecha del origen de los chillidos, me acerqué al muro divisorio y sujeté la cumbre con mis poderosas manos, de un brinco logré asomarme al patio del vecino y fui testigo del espectáculo que privaba del sueño, a esas alturas, a casi toda la cuadra.

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Los pinches gatos estaban copulando de forma salvaje. Lo que reconocí como la hembra tenía los ojos saltones; y el macho una expresión feroz que lo hacía parecer el león de la MGM. Bajé de la barda, tomé una piedra de tamaño decente y volví a subir; a los gatos parecía no importarles mi presencia, por lo que el blanco era fijo y por lo tanto fácil para una mano ágil como la mía. Medí la velocidad del viento, apunté, ensayé el movimiento del brazo, y solté el proyectil lleno de velocidad y dirección hacia la panza del felino. Escuché un maullido mas, y ambos gatos huyeron despavoridos en diferentes direcciones.

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Me detuve un segundo en la barda para celebrar mi victoria con una sonrisa. Antes de bajarme, dirigí la mirada instintivamente hacia la ventana de la casa vecina, y pude ver a una anciana observando la escena ávidamente. Cruzamos miradas durante una fracción de segundo; ella hizo un gesto de aprobación alzando su pulgar y sonriendo nerviosamente.

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Descendí nuevamente y me dirigí a mis aposentos para continuar mi sueño. -¿Quién diría que una viejecita de cándida mirada podría tener ese tipo de perversiones?-

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